Italian right may conquer Rome for first time in six decades
Sixty-five years after the fall of Mussolini, the fascists are back at the gates of Rome. Leading the charge is Gianni Alemanno, a firebrand leader of Italy's neo-fascists, whose promise to get tough with illegal immigrants is threatening to knock the left out of city hall when Rome votes in the second round of the mayoral election this weekend.
The fact there is even going to be a run-off vote is a major embarrassment to the left. Last time around, its candidate Walter Veltroni won outright, capturing nearly two-thirds of the votes. But this year, the centre-left candidate Francesco Rutelli, who ran Rome between 1993 and 2001, won just 46 per cent with Mr Alemanno on 40 per cent and forcing a second round.
Rome has been a citadel of the centre-left for the past 15 years and, under Mr Rutelli and Mr Veltroni, the city has prospered, seeing a 10 per cent rise in tourists per year, work on new subway lines, a film festival and an auditorium complex that sells more tickets than any other in the world. But while Rome's left-leaning chatteratti have few complaints, outside the city's gilded centre the problems have been piling up.
Feeble policing and laissez-faire policies on the city's outskirts have resulted in urban degradation and the mushrooming of shanty towns of illegal immigrants. Crime levels remain low but the mugging murder of a housewife by a gypsy last year sparked a backlash against immigrants, particularly aimed at Romanians and gypsies.
As mayor at the time, Mr Veltroni tried to defuse the panic by demanding an emergency law to expel immigrants from within the EU without legal process. The law was passed by the national government, led by Romano Prodi but with so many caveats that it has not done the job intended.
Mr Alemanno has been riding a surge of support based on his promise to get tough with illegal immigrants – and in particular to expel 20,000 gypsies and other immigrants living in Rome who have broken the law. The widely reported rape last week of a student from Lesotho on the city's outskirts, for which a Romanian immigrant has been arrested, has only inflamed the campaigning.
Should Mr Alemanno win, it would be a tremendous feather in the cap of his ally, the newly elected Prime Minister Silvio Berlusconi. The billionaire businessman defeated Mr Veltroni in the general election earlier this month and seizing the Eternal City from the left would make that victory sweeter.
Yesterday, as Italy marked its day of liberation from fascism and Nazism, both Mr Alemanno and Mr Rutelli invoked the heroic struggle of the nation against the Nazi enemy.
Yet Mr Alemanno has received support in his campaign from Francesco Storace, a former neo-fascist colleague who has remained true to his hardline roots. Last week Riccardo Pacifici, the newly elected president of Rome's Jewish community, publicly appealed to Mr Alemanno not to align himself with Mr Storace's party, La Destra (The Right), "which has listed fascism among its values".
Mr Storace responded belligerently to the Jewish leader's charges. "The Jewish community must ask our pardon for the shameful campaign they have conducted against us," he retorted. "I am not anti-Semitic and this is an offence which can only be washed away by an apology."
Yesterday, Rome's Jews were taking it in their stride. "Rutelli's a thief and Alemanno's a cuckold," said one resident. "They're both as bad as each other."
Who is Gianni Alemanno?
It is the CV of a classic extremist: joined a neo-Fascist party as a youth; arrested for beating up a young leftist; arrested again for throwing a Molotov cocktail; eight months in jail on remand; acquitted on both charges; arrested for attacking police during a visit by President Bush Snr. Then abruptly in 1994 Gianni Alemanno and the rest of his party went straight, abjuring Mussolini, renouncing Fascism, and trying to rebrand the National Alliance as an ordinary European conservative party. Now Mr Alemanno is walking a tightrope: trying to persuade middle-of-the-road Romans he means no harm, while baring his xenophobic teeth to the neo-Fascist faithful. Complicating the picture is the fact he has been a practising Zen Buddhist for 15 years – and his meditation teacher is a card-carrying Communist. Which is why his calls for "inter-religious dialogue" may not be as empty as they sound.
http://www.independent.co.uk/news/europe/italian-right-may-conquer-rome-for-first-time-in-six-decades-815863.html
Ahí donde la Liga Norte grita más
El opulento Véneto reclama a Roma una gran reforma fiscal
"En Treviso puedes comer en el suelo. Hay orden, está limpio, todo funciona, y los inmigrantes están bien integrados porque tienen trabajo". El que habla es Mario Moretti Polegato, multimillonario, fundador y presidente de Geox, la empresa que fabrica los "zapatos que respiran", segunda marca mundial en calzado urbano. Su sede está en Montebelluna, distrito de Treviso, región del Véneto. Hace sólo 30 años, este noreste llano y fértil era uno de los sitios más rurales de Italia. Hoy es uno de los motores económicos del país, un ejemplo de dinamismo empresarial y un feudo de la vociferante y exitosa Liga Norte: 31% de los votos en las últimas elecciones.
La provincia de Treviso es un microscosmos liguista: hay pleno empleo, sus 830.000 habitantes se reparten 84.000 empresas, la mayoría de menos de 20 empleados, muchas de ellas líderes en su nicho: la provincia exporta zapatos, muebles, ropa, vino, metales y otros bienes por valor de 9.900 millones anuales, y la renta por cabeza es de 25.241 euros (datos de 2006).
El secreto del éxito de la Liga en la región ha sorprendido incluso en Italia, pero se inspira en razones sencillas: sus alcaldes son gente eficaz, autoritaria y directa, hombres pegados al territorio que tienen el apoyo de un tejido social basado en la empresa familiar, un reducto donde la lucha de clases no existe y los sindicatos no aparecen.
Muchos de esos emprendedores viven en viejas casas patricias y trabajan en fábricas contiguas, con media docena de parientes y tres o cuatro inmigrantes. La norma es sudar, producir, innovar, reinvertir y vender. "Aquí los patrones no llevan corbata y traje, llevan mono y trabajan codo a codo con sus empleados; por eso los dos votan al mismo partido", explica Giuseppe Bortolusso, secretario general de la Asociación de Artesanos y Pequeñas Empresas (CGIA) de Mestre.
"Antes los vénetos éramos el saco de todos los chistes", cuenta sonriendo Ulderico Bernardi, historiador de la Universidad de Treviso. Región de expatriados hasta los años sesenta, la transformación ha sido rápida y brusca, de la mano de una nueva clase de vénetos que Bernardi llama los mediermetálicos (cruce de mediero y obrero), y que empezó a abrir sus propios negocios. La izquierda denigró a esas empresas familiares llamándolas "fábricas a la sombra del campanario". Roma no hacía mucho por ellas, salvo dejarles hacer: "El modelo fue creado por la Democracia Cristiana", explica Bernardi, "que daba terrenos a bajo precio, y eso creó una nueva relación social: el patrón era tan obrero como sus empleados. Eso, unido al viejo espíritu veneciano de apertura, al gusto por la acumulación de riqueza, y al deseo de controlar el propio destino, convirtieron al Véneto en una sociedad moderna y avanzada". Hoy, en la pequeña Cataluña italiana muchos de sus cinco millones de habitantes comparten tres reivindicaciones: fiscalidad federal, inmigración ordenada, mejores infraestructuras. Las tres se resumen en un cartel de la Liga: "Roma ladrona".
Llueve a mares y el camino de Treviso a Montebelluna, una nacional de un solo carril, es una piscina llena de camiones. Bortolussi, el secretario de la CGIA, hombre afable y poco radical, defiende a muerte la fiscalidad federal y clama contra la casta política. "El Estado no ha hecho nada para mejorar las infraestructuras", explica. "Aquí exportamos mucho a Alemania. Pagan bien y puntuales, pero te exigen calidad y puntualidad. Si acabas el pedido, y lo tienes que mandar por una carretera atascada y no llega, ¿de quién es la culpa? Por eso es urgente el federalismo fiscal".
Bortolussi se explaya con una metáfora: "Imagine dos grandes edificios. En uno, el portero es amable, las escaleras están limpias, la calefacción funciona y los vecinos pagan unos gastos de comunidad razonables. En el otro, el portero no aparece, todo está sucio, la calefacción no va y los gastos son más altos. Entonces, usted, que vive en el segundo edificio, protesta al administrador: '¿Por qué pagamos más si tenemos un servicio peor?' Y él: 'Es que el del quinto no paga'. Ah". Según la parábola, el primer edificio representa a Alemania o España, "países virtuosos y federales", y el segundo a Italia. "Los italianos pagamos más impuestos que nadie; a cambio, recibimos un servicio pésimo".
En Montebelluna triunfa hace muchos años la oferta y la demanda. El origen de la riqueza fue el boom de las botas de esquí en los años setenta. El líder del Distrito Sportsystem es Geox. Fundada hace 14 años, su historia resume la de la región: Mario Polegato era viticultor; un día, paseando por Reno (EE UU) mientras vendía su vino, decidió hacer dos agujeros en las suelas de sus zapatos con un cuchillo para aliviarse el calor. Al volver a Italia, patentó y desarrolló esa idea genial: hoy vende 21 millones de pares de zapatos agujereados con alta tecnología en 60 países.
Geox elabora el 80% de su producción fuera de Italia, sobre todo en Rumania y Eslovaquia. "Desde que cayó el muro, el noreste se puso a deslocalizar. Incluso las compañías medias. Era la única manera de evitar el cierre", explica Bortolussi. "Es nuestra expansión natural, somos la puerta central de Europa para el Este", añade Andrea Tomat, presidente provincial de la patronal Confindustria.
Timisoara y Arad son las nuevas fronteras del Véneto. Y Rumania es el país que, paradójicamente, sufre los mayores recelos xenófobos en Italia. Según Polegato, si se cumple la promesa de la Liga y Berlusconi e Italia expulsa a los inmigrantes irregulares, se vendría abajo el chiringuito: "Cerrarían la mitad de las empresas, porque muchas tienen entre un 30% y un 40% de inmigrantes". En la provincia de Treviso residen 78.000 extranjeros regulares. Muchos más son ilegales y trabajan igual: "El Estado no llega, y los listos hacen la trampa", reconoce Polegato.
La realidad revela, en todo caso, que la gritona xenofobia de la Liga es, en buena medida, parte de su campaña de propaganda anti-Roma. "Cáritas ha certificado que el sitio donde mejor se integran los inmigrantes es aquí. El resto es puro teatro, tenemos una vena goldoniana y nos gusta actuar", dice el profesor Bernardi. "En las ciudades donde la Liga tiene más fuerza, existen las tasas más altas de asociacionismo y solidaridad".
Samira, senegalesa de 33 años, cuida a una anciana en un pueblo cercano a Treviso. Vive aquí hace ocho años y está contenta, aunque todavía es clandestina. "Hago más de 25 horas semanales, pero la señora no me contrata para no pagar las tasas, y sin eso no me dan el permiso". Parece un problema menor en esta región opulenta y satisfecha de sí misma que en sólo 30 años ha sido capaz de convertir las huertas feudales en un campo de fábricas donde los reyes son el orden, la plusvalía, el tiramisú y la tecnología punta. Y la Liga, claro.
La gota roja
Ese sentimiento de injusticia que esgrime la Liga Norte lo tiene también la izquierda, pero es nuevo. El alcalde de Venecia, Massimo Cacciari (que lo es también de Mestre y Porto Marghera), se ha erigido en líder de la nueva corriente que, dentro del Partido Democrático, aboga por un nuevo reparto de recursos. "No puede ser que el norte pague el 80% de los impuestos para que el Estado los reinvierta no se sabe cómo en el sur. Es injusto, y una de las causas evidentes del ascenso de la Liga", explica.
Venecia es una gota roja en un océano verde. El filósofo y político sabe que es hora de que la izquierda se dote de un partido regional: "En España, los socialistas catalanes son socialistas, pero catalanes; los vascos y valencianos, igual", dice. "Nosotros debemos hacer lo mismo".
¿La lección de las elecciones es que para gobernar Italia hace falta la periferia? "Es obvio, el gran problema es territorial, el desequilibrio norte-sur, y el error de la izquierda ha sido olvidarse de Sicilia y Lombardía-Véneto-Friuli. Ahí viven un tercio de los italianos. Si no ganas ahí, no gobiernas".
Lombardía, Véneto y Emilia Romagna son las únicas regiones italianas que aportan al fisco más dinero del que reciben. Sicilia, con su régimen de autonomía especial, tiene 18.000 funcionarios públicos. Véneto tiene 2.776.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Ahi/Liga/Norte/grita/elpepuint/2[tel]elpepiint_7/Tes
Yo aplico el fascismo y el catolicismo"
Cordial, gritón y robusto, Giancarlo Gentilini llena su despacho, que debe medir cerca de 50 metros cuadrados. El alcalde más fascista de Italia inicia, a sus 78 años, el cuarto mandato como sheriff de Treviso, una ciudad de 100.000 habitantes que recuerda a Holanda: hay bicicletas, canales, parques cuidadísimos, calles limpísimas y se ve a muchos emigrantes extracomunitarios. Todo está tan ordenado que da miedo tirar una colilla al suelo. En ocho años de alcaldía y cuatro de vicealcalde, la política de tolerancia doble cero de Gentilini se ha convertido en el modelo que inspira las ideas de la Liga Norte y el Partido del Pueblo de Silvio Berlusconi sobre inmigración. "Lo he hecho todo aplicando las enseñanzas del fascismo y el catolicismo", dice.
Pregunta. Ha sido nuevamente elegido. ¿Cuál es su secreto?
Respuesta. Los ciudadanos me quieren. Saben que el centro-izquierda ha fracasado y en esas condiciones la apatía es imposible. A mí me interesa que vote la mayoría silenciosa, la que no habla pero juzga.
P. ¿Ha sido el triunfo de la Liga o de Berlusconi?
R. Hemos vencido unidos, aunque yo me presenté con una lista personal. La suma de la Liga y la lista Gentilini ha sacado el 35% de los votos. (Da un golpe en la mesa). Es la cuarta vez que gano. La primera fue en 1994.
P. Creo que fue soldado.
R. Artillero, sí. Pasé todas las desgracias de la guerra, y el fascismo me enseñó orden y disciplina, que es lo que he aplicado en mi mandato. Viví la ocupación nazi, la liberación, fui vendedor de fruta y de pescado, soldado y después abogado. En 1994, ya jubilado, me preguntaron que si quería ser alcalde de Treviso; me eché a reír, pero vencí a los colosos de acero, bronce y hierro.
P. ¿Cómo era Treviso entonces?
R. Estaba muerta, desconocida, sucia, oscura, sin cultura. Ahora es conocida en todo el mundo.
P. Gracias al sheriff.
R. Apliqué el Evangelio según Gentilini: la tolerancia doble cero y el respeto a las leyes. En tres meses desaparecieron los lavacoches y los mendigos, y en un año echamos a los vendedores falsos de pacotilla y baratijas. Aquí no tenemos esos personajes que proliferan en Venecia, Padua o Vicenza.
P. ¿Cuántos emigrantes viven aquí?
R. Unos 4.000. Los hemos integrado bien. La inmigración es una riqueza, pero hay que exigir los mismos requisitos que nos pedían a nosotros: identidad, trabajo, porque no puede ser que estén en el parque con el móvil a las once de la mañana sin hacer nada, tarjeta sanitaria, y un certificado de penales limpio. Por exigir eso me han llamado racista, han dicho que era igual que Hitler y Mussolini. ¿Por qué entonces me han elegido por cuarta vez? Son infamias de los periódicos y las televisiones.
P. ¿Tratar así a los inmigrantes no es xenofobia?
R. Yo no soy xenófobo, pero odio a los camellos, a las prostitutas, al comercio de armas. Y no puedo tolerar a los gitanos, de hecho destruí dos campos nómadas porque eran un refugio de gente que robaba noche y día. No puedo consentir que niños gitanos de seis o siete años roben a nuestros ancianos. Treviso es un oasis, y todos quieren venir a vivir aquí. Estoy orgulloso de eso. Mis mensajes son aplicados ahora por otros alcaldes, incluso de izquierda. Pero ésos sólo son sheriffitos. El sheriff de Italia soy yo.
P. Hizo incluso una "limpieza étnica de maricones".
R. Fue un hecho localizado. Fuera del hospital hay un gran aparcamiento, y algunos vecinos vinieron a decirme que había allí hombres y mujeres que de madrugada pedían prestaciones. La gente estaba aterrorizada. Pedí a la comandante de la policía municipal que investigara, me dijo que en efecto había allí homosexuales, lesbianas y otras especies de esa categoría, dije que en tres días quería ese lugar liberado, los arrestamos, los identificamos e hicimos la limpieza. Dijeron que soy un homófobo, pero no es verdad. Cada cual es árbitro de su propio cuerpo, soy incluso favorable a la prostitución libre, pero las efusiones amorosas no pueden realizarse en los espacios municipales. En clubes y casas, lo que quieran, pero sin penalizar a los ciudadanos. Me compararon a las leyes raciales de Hitler. Otro ardid para vender periódicos.
P. Pero usted sigue siendo fascista.
R. Fui educado en la mística fascista y he aplicado esas enseñanzas. El amor a la tricolor, a las leyes y al prójimo. Luego consolidé esas teorías con nueve años en el colegio San Pío X. Y apliqué también las leyes del catolicismo.
P. ¿En qué sentido?
R. Aplicando la religión de Estado. Eliminando por ejemplo los intentos de construir mezquitas, porque son lugares de encuentro y refugio de gente que no se sabe su identidad, ni de dónde vienen. Es inútil que me digan que una mezquita es como una iglesia, porque ya sabemos que el islam persigue la eliminación del infiel, mientras el cristianismo se inspira en el perdón y la conversión.
P. En resumen, no le gusta la integración.
R. La integración debe venir desde abajo, no desde arriba. En Estados Unidos tampoco es perfecta, y llevan años intentándolo. El problema es que las poblaciones hambrientas del mundo no controlan la procreación, y tienen masas que nacen, y luego beben y comen. Habrá una revolución. Esas masas vendrán, lo verán nuestros hijos y nietos. Pero hoy el momento histórico es muy favorable. Treviso y Vicenza son las provincias que arrastran la economía nacional, tenemos obras hasta el infinito, corren ríos de dinero, hay ya 60 o 70 bancos, y trabajo para todos. Por cierto, un banco español acaba de abrir una sucursal aquí. ¡Arriba España! Ja, ja, ja.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/aplico/fascismo/catolicismo/elpepuint/2[tel]elpepiint_8/Tes